¿ESTAS DEPRIMIDO ?
Recuerda, no estás solo, Jesús está contigo siempre. Estas promesas son para tí, proclámalas…
“Señor, tú eres mi Dios, a ti te busco, mi alma tiene sed de ti, en pos de ti mi carne desfallece cual tierra seca, sedienta, sin agua. Yo quiero contemplarte en el santuario para admirar tu gloria y tu poder. Pues es mejor tu amor que la existencia, tu alabanza mis labios contarán. Podré así bendecirte mientras viva y levantar mis manos en tu Nombre.” Salmo 63, 2-5.
“Dios mío, oye mi clamor, atiende a mi oración. Clamo a ti desde el confín de la tierra cuando ya me desfallece el corazón. Llévame a la roca que no puedo alcanzar, pues tú eres mi refugio y mi torre fortificada contra el enemigo.” Salmo 61, 2-4.
“Alma mía, bendice al Señor, alaba de corazón su santo Nombre. Si, alma mía, bendice al Señor y no olvides tantos beneficios de su mano. El perdona tus pecados y sana tus dolencias. El te salva de la tumba y te llena de bondad y de gracia. El te colma de bienes en la vida, y como el águila renueva tu juventud.” Salmo 103, 1-5.
“¿Qué te abate, alma mía? ¿Por qué gimes en mí? Pon tu confianza en Dios, que aún le cantaré a mi Dios Salvador.” Salmo 42, 6.
“Esperaba en el Señor con gran confianza, El se inclinó hacia mí y escuchó mi clamor; me sacó de la fosa fatal, del barro del pantano; puso mis pies sobre roca y aseguró mis pasos.” Salmo 40, 2-3.
“Así volverán los que ha salvado Yavé y vendrán a Sión entre gritos de alegría, una dicha eterna resplandece en sus rostros. Alegría y felicidad los acompañarán, y lejos quedarán las penas y los suspiros.” Isaías 51, 11.