ORACIONES CON PODER

“Por eso póngase la Armadura de Dios, para que en el día malo puedan resistir y mantenerse en la fila, valiéndose de todas sus armas” (Efesios 6:13)

Padre Celestial, yo ahora, por la fe, pido la protección de tu armadura para que pueda permanecer firme contra Satanás y todas sus huestes y en el Nombre el Señor Jesús vencerlas.

Me ciño el cinturón de tu verdad contra la mentira y los errores del enemigo astuto.

Tomo la justicia como coraza, para proteger mi corazón de toda maldad y asegurar mi victoria.

Me coloco el calzado del celo por propagar el Evangelio de la paz y dejo la seguridad y las comodidades del mundo para anunciar la Palabra de Dios.

Y por encima de todo, tomo el escudo de la Fe, para atajar las flechas incendiarias del demonio y cerrar el camino a las dudas e incredulidades.

Me coloco el yelmo de la salvación, para proteger mi mente contra toda depresión y desesperanza.

Tomo la Palabra de Dios, como espada del Espíritu para cortar toda esclavitud y vencer a Satanás.

Me visto con esta armadura viviendo y orando en el Espíritu sin desanimarme nunca e intercediendo a favor de todos los hermanos. Amén.

Hay gran poder en la Sangre Preciosa del Cordero, quien venció a Satanás en la cruz.

“Así pudo por su propia muerte quitarle su poder al que reinaba por medio de la muerte, el diablo, y liberó a los hombres que el miedo a la muerte tenía paralizados toda su vida.” Hebreos 2:14

Oh, Padre Celestial: De ti procede toda bendición en el cielo y en la tierra.

En el nombre de Jesús, tu Hijo bendito y Señor Nuestro, por el poder de las Santas llagas y de la Santa Cruz, atamos, encadenamos y amordazamos todo espíritu del mal y sellamos con la sangre de Jesús, nuestro cuerpo, alma, espíritu, mente, corazón y vida: nuestro pasado, presente y futuro; todo lo que somos, todo lo que tenemos y lo que hacemos.

En el Nombre poderoso de Jesús y en el dulce nombre de María sellamos todo nuestro ser y este lugar.

En el nombre de Jesús invocamos a San Miguel Arcángel, San Rafael y San Gabriel y con los Santos Arcángeles,

por intercesión de la Virgen María, prohibimos a todo espíritu del mal y a todo espíritu inmundo hacernos daño en nuestros bienes espirituales, materiales, en nuestra familia, en nuestro trabajo y en nuestros grupos de oración.

Amén.

Oh San Miguel Arcángel, con tu luz ilumínanos, con tus alas protégenos y con tu espada defiéndenos. Amén.

Señor Jesús, en tu nombre, y con el poder de tu sangre preciosa sellamos toda persona, hechos o acontecimientos a través de los cuales el enemigo quiera hacernos daño.

Con el poder de la Sangre de Jesús, sellamos toda potestad destructora en el aire, en la tierra, en el agua, en el fuego, debajo de la tierra, en las fuerzas satánicas de la naturaleza, en los abismos del infierno y en el mundo en el cual nos moveremos hoy.

Con el poder de la Sangre de Jesús, rompemos toda interferencia y acción del maligno.

Te pedimos Jesús que envíes a nuestros hogares y lugares de trabajo a la Santísima Virgen acompañada de San Miguel, San Gabriel, San Rafael y toda su corte de Santos Angeles.

Con el poder de la Sangre de Jesús sellamos nuestra casa, todos los que la habitan (nombrar a cada uno), las personas que el Señor enviará a ella, así como los alimentos y los bienes que El generosamente nos envía para nuestro sustento.

Con el poder de la Sangre de Jesús sellamos tierra, puertas, ventanas, objetos, paredes y pisos, el aire que respiramos y en fe colocamos un círculo de su Sangre alrededor de toda nuestra familia.

Con el poder de la Sangre de Jesús sellamos los lugares en donde vamos a estar en este día, y las personas, empresas o instituciones con quienes vamos a tratar (nombrarlas).

Con el poder de la Sangre de Jesús sellamos nuestro trabajo material, espiritual, los negocios de toda nuestra familia, y los vehículos, las carreteras, los aires, las vías y cualquier medio de transporte que habremos de utilizar.

Con tu sangre preciosa sellamos los actos, las mentes y los corazones de todos los habitantes y dirigentes de nuestra Patria a fin de que tu paz y tu Corazón al fin reinen en ella.

Te agradecemos Señor por tu Sangre y por tu vida, ya que gracias a ellas hemos sido salvados y somos preservados de todo lo malo. Amén.

Amado Señor Jesús: Te pido lo que anhelo tener en mi vida: tu gran regalo del arrepentimiento.

Envíame por tu gracia el Espíritu de verdad para que yo pueda verme en tu luz y reconocer mi pecado.

Ayúdame a recibir tu Palabra como tu medida para mis pensamientos y mis palabras, para lo que hago y dejo de hacer, para mi trabajo y actividades.

Apártame de querer aplicar mis propias medidas baratas. Ayúdame a tomar como un mandato tus enseñanzas del Sermón del Monte y tus Diez Mandamientos. Por ellos concédeme que yo pueda verme como Tu me ves, y juzgarme como Tu me juzgarías un día si no me arrepiento de mi pecado.

Por medio de tu Espíritu Santo, ayúdame a discernir tu admonición amorosa en todo los que me sucede, especialmente en tus correcciones. Y dame la gracia para aceptarlo con toda mi voluntad. Contesta mi oración, dándome un corazón quebrantado y contrito, que no se autojustifique ni esté satisfecho consigo mismo, sino un corazón que llora por sus pecados y se alegra a causa de tu perdón.

Te doy gracias porque sé que responderás a esta oración por contrición y arrepentimiento diario, por que nada te alegra más que un pecador que derrama lágrimas de arrepentimiento. Por eso no miraré a mi corazón endurecido e impenitente, sino a ti, Señor mío Jesucristo.

Tu viniste para destruir toda autojustificación y dureza de corazón, y ganaste para nosotros, por medio de tu Redención, un corazón nuevo tierno y humilde. Por eso ayúdame a perseverar en oración y fe hasta que se haya derretido mi corazón endurecido y pueda yo llorar a causa de los agravios que te he causado, Señor mío, y también a mis semejantes.

Yo sé que me darás la gracia de poder llorar a causa de mi vieja naturaleza pecaminosa, mi dureza, falta de misericordia y bondad, mi murmuración, celos y envidia, mi falta de sinceridad, mi dependencia de las personas y las cosas materiales de este mundo: Señor, yo sé que harás en mí un completo cambio.

Te doy gracias, oh Señor, porque me darás lo que me falta, – el arrepentimiento – para que mi vida sea completamente transformada y por éL crezca mi amor para Ti.

Que con mi vida redimida y feliz por ser un pecador perdonado, yo te pueda alabar aquí en la tierra y estar preparado para celebrar contigo el Banquete de las Bodas del Cordero en la gloria celestial.

Amén.

(Al orar por otros menciona su(s)nombre(s) en el lugar indicado)

Oh Jesús, naciste como el “Salvador del mundo” para salvarme del cáncer del pecado. ¡Jesús, en tu nombre y en tu sangre derramada por mí hay poder! Ante tu nombre Salvador, Jesús, el poder de mi pecado se quebranta y el enemigo que me persigue se rinde. ¡Tú lo venciste!

Jesús, mi Salvador, viniste para salvarme. ¡Creo en el poder de tu sangre salvadora sobre mi sangre infectada por el cáncer del pecado!.

¡Tu sangre tiene poder liberador y victoria sobre mis pecados!. ¡El poder de tu Sangre, destierra a Satanás!.

Jesús, mi Salvador, viniste a derramar tu preciosa sangre por mí. ¡Cuando invoco tu Nombre Salvador y reclamo tu sangre, mis cadenas de pecado se rompen!

Tu sacrificio es eficaz para mí; el pecado y Satanás se rinden. ¡Jesús, por tu nombre y por tu sangre derramada, soy libre!.

Jesús, mi Salvador, naciste como “Dios Fuerte” y viniste Victorioso, triunfaste sobre los poderes del infierno que tratan de engañarme y dominarme. ¡Jesús en tu sangre derramada y en tu nombre está la victoria.

Y los poderes de las tinieblas que me oprimen tienen que huir! Poderoso Vencedor, oh Jesús, Tu los derrotaste y perdieron todo derecho sobre mí.

¡Aleluya! Jesús, mi Salvador, tu nombre es “Admirable”.

Creo que haces milagros en mí, y que tienes poder para transformar mi naturaleza corrompida por el pecado.

Ante tu nombre “Admirable” las fuerzas del pecado en mi vida se destruyen.

¡Verdaderamente eres admirable, Señor nuestro, victorioso y resucitado, venciste los poderes de las tinieblas que luchan para controlarme!

Desaparecen de mí, porque tuya es la victoria sobre mi naturaleza.

Jesús, mi Salvador, naciste “como nuestro Salvador”.

Invoco tu nombre Salvador, Jesús. Líbrame de la fuerza destructora de Satanás, que me tiene prisionero en mis pecados.

Jesús, ¡ganaste la victoria! ¡Soy libre, Satanás tiene que huir de mí! ¡Aleluya! Jesús, mi Salvador, tu nombre es “Dios Fuerte” y rompes toda atadura.

Eres más fuerte que cualquier cadena de pecado. ¡Tú las destruiste! Eres el Libertador y el Redentor, y ante tu nombre, Jesús, Satanás huye y me liberas de su influencia sobre mí. Jesús, mi Salvador, naciste, fuiste crucificado y resucitado de la muerte para mi redención.

¡Aleluya! ¡Amén!

(Coloca en los espacios en blanco los nombres de individuos o grupos por los cuales está orando)

¡Oh Jesús, Señor de vida!, concedes arrepentimiento y das vida de amor y de oración por medio de tu Espíritu Santo. Invoco tu Nombre por…….. ¡Tuya es la victoria! ¡Aleluya! ¡

Oh Jesús, mi Redentor!, que rompes los lazos de Satanás que aprisionan los corazones.  Invoco tu Nombre por……… ¡Tuya es la victoria! ¡Aleluya!¡

Oh Jesús, mi Señor ¡Resucitado! Arrebataste el poder a la muerte y regalas una vida nueva en Dios. Invoco tu Nombre por…….. ¡Tuya es la victoria! ¡Aleluya!

¡Oh Jesús, Cordero de Dios!, Rompiste el poder de Satanás y viniste para reinar en nuestros corazones. Invoco tu Nombre por…….. ¡Tuya es la victoria! ¡Aleluya!

¡Oh Jesús, Príncipe de victoria!, Pusiste a todos tus enemigos bajo tus pies y tu victoria es completa sobre toda seguridad propia e impenitencia. Invoco tu Nombre por…….. ¡Tuya es la victoria! ¡Aleluya!

¡Oh Jesús, Salvador del mundo!, Tú suples toda necesidad y curas las dolencias del alma y del cuerpo con tu preciosa sangre. Invoco tu Nombre por………. ¡Tuya es la victoria! ¡Aleluya!

¡Oh Jesús, portador de gozo y salvación!, Haces felices a quienes se arrepienten de sus pecados y encuentran sanación en tus heridas. Invoco tu Nombre por………. ¡Tuya es la victoria! ¡Aleluya! ¡Oh Jesús, Misericordioso!, Entregaste tu vida solo para ayudar a todos los hombres.

Señor Jesús, Crea con tu sangre una barrera a mí alrededor Contra todo engaño satánico, en particular, contra toda impureza que quiera invadir y dominar mi mente,o que ya lo haya hecho.

Confío en el poder de la preciosa sangre que derramaste por mi redención. Se que es más poderosa que toda influencia satánica que me asedie. Tu sangre me da la fuerza para resistir todas las seducciones pornográficas y satánicas, y también para evitar programas de televisión, producciones teatrales o cinematográficas, literatura o música que contenga tales cosas.

Renuncio a toda tentación de Satanás que me haga rebelar contra tus mandamientos. Renuncio a la libertad de pecar, tal como se me ofrece. Renuncio a los sentimientos impuros que brotan de mí. Renuncio a todo tipo de trato con lo oculto, aquello que me lleva a entrar en contacto con las fuerzas demoníacas.

Decido no tener nada que ver con lo oculto. Pertenezco a Ti, mi Señor Jesús. Por mí fuiste crucificado y te levantaste de la muerte en victoria.¡He sido redimido!

Tú pagaste el precio. Por tu nombre santo, Señor Jesucristo destruye en mí toda disposición a acceder a lo que es inmoral y de origen satánico.

Por medio de tu sangre preciosa me has dado un nuevo corazón que es atraído por todo lo que es puro, divino, amable y bueno. He sido redimido para mostrar tu imagen.

Satanás tiene que irse con sus engaños! El ha sido juzgado y está condenado.

El ha perdido todo derecho sobre mí.

Amén

Señor Jesucristo, Quiero recibirte como mi Señor y Salvador. Por eso te entrego toda mi vida pasada, con todo lo que me está atormentando.

Tu has llevado mis pecados sobre Ti y has muerto por mí en la cruz. Tú te levantaste de entre los muertos. Sé que vives y puedes salvarme del poder de Satanás. Sé que me amas, que estás conmigo y deseas ayudarme.

Ante ti confieso todos mis pecados, nombrando cada uno de ellos y renunciando a ellos. Quiero pertenecerte, mi Señor Jesucristo. Por favor perdóname, y haz de mi una nueva criatura. Amén

(Daniel Capítulo 9) Oh Señor, Dios nuestro, clamamos a Ti en esta gran necesidad, porque solo Tú eres nuestra Refugio y Ayuda. Nosotros y nuestro pueblo hemos pecado, hemos quedado absorbidos por el bienestar y hemos despreciado tus mandamientos e incluso hemos dado lugar a blasfemias. Hemos tolerado la violencia y el horror que cada vez son mayores, en los medios de comunicación, y nos hemos acostumbrado a estos. Por eso también nosotros tenemos la culpa por esta ola de terrorismo que amenaza con devastar al mundo y llevarlo al caos y al horror. Perdona nuestras culpas y escúchanos en tu gran Misericordia, por la Sangre que Jesús derramó. En esta hora de angustia y peligro clamamos a Ti: ¡Líbranos de nuestros enemigos! Que nuestra súplica llegue hasta Ti. Señor, ten piedad, ya que Tú solo eres nuestro auxilio, tuyo es el poder y la gloria en el cielo y en la tierra. Señor Jesucristo, poderoso vencedor, te suplicamos que destruyas los planes de los malvados y se hagan sus planes conforme a Tu palabra: “Tracen un plan: fracasará. Digan una palabra: No se cumplirá. Porque Dios está con nosotros.” (Isaías. 8,10). Termina con las maquinaciones de los terroristas. Señor, ten piedad… Te imploramos que hagas fracasar los secuestros, asaltos y asesinatos. Cubre con Tu sangre a los amenazados y protégelos contra los ataques de las tinieblas. Señor, ten piedad… Te imploramos que destruyas los planes de los terroristas, lleva confusión a sus pensamientos y provoca desunión entre ellos. Señor, ten piedad… Te imploramos que concedas la gracia, para que se frustren los atentados, las bombas y otros explosivos y sean descubiertos y desactivados a tiempo. Señor, ten piedad… Te imploramos que impidas el robo y el contrabando de armas, la adquisición de ellas y todo lo que pueda contribuir a fomentar estos actos de violencia, lo mismo que los robos a los bancos y la extorsión, a fin de que los terroristas no consigan más dinero para ejecutar sus planes. Señor, ten piedad… Te imploramos que impidas la infiltración de espías en posiciones de importancia. Te rogamos que no permitas que la corrupción estorbe las acciones contra los terroristas. No les dejes recibir información que facilite sus planes. Señor, ten piedad… Protege a todos los que trabajan en la búsqueda de los terroristas. Protege también a la Iglesia, al gobierno y haz que sus decisiones sean guiadas por tu Espíritu Santo y sus esfuerzos les lleven a la meta. Señor, ten piedad… Te imploramos que ayudes a las autoridades y a todos aquellos a quienes está encomendada la administración de justicia; que a pesar de que reciban amenazas, permanezcan firmes sobre las bases del derecho y de la justicia. Señor, ten piedad… Te imploramos que despiertes la conciencia de quienes se dedican a la producción de entretenimiento, para que vean su responsabilidad y acaben con las presentaciones de violencia. Señor, ten piedad… Te suplicamos que entre los terroristas muchos se conmuevan al darse cuenta de las consecuencias de sus actos y que estén dispuestos a dejar sus planes. Señor Jesucristo, poderoso liberador, para quien nada es imposible, concede que tus enemigos sean liberados del poder de Satanás, y que conviertas a muchos de un “Saulo” un “Pablo”. Señor, ten piedad… Te imploramos que cese esta tribulación y que en tu iglesia y en nuestro pueblo se produzca una saludable conmoción, para que despertemos de toda nuestra indiferencia, negligencia y falsa seguridad. Espíritu Santo, despierta en nosotros siempre un nuevo arrepentimiento por nuestros pecados, especialmente por todos los que han contribuido al avance del terrorismo., tales como: rebeldía, amargura y odio. Llévanos a una verdadera conversión para que nuestras oraciones nazcan de lo más profundo de un corazón humillado y así, sean eficaces. Haz que tu Iglesia, en todas partes del mundo, empiece a suplicar y a pedir, anunciar y denunciar, y que se formen grupos de oración, se vivan los sacramentos, para que una vez más nos envíes Tu ayuda y puedas impedir la anarquía en este país. Señor, ten piedad… Pedimos a María, Auxilio de los cristianos para que interceda por nuestro país. Amén

Padre de bondad, Padre de amor, te bendigo, te alabo y te doy gracias porque por amor nos diste a Jesús.

Gracias Padre porque a la luz de tu Espíritu comprendemos que El es la luz, la verdad y el Buen Pastor, que ha venido para que tengamos vida y vida en abundancia.

Hoy, Padre, quiero presentarte a este hijo, tu lo conoces por su nombre. Te los presento Señor para que pongas tus ojos de Padre amoroso en su vida.

Tu conoces su corazón y conoce las heridas de su historia. Conoces también lo que hizo o le hicieron lastimándolo. Conoces sus limitaciones, errores y su pecado. Conoces los traumas y complejos de su vida.

Hoy Padre, te pedimos que por el amor que le tienes a tu Hijo Jesucristo, derrames tu Santo Espíritu sobre este hermano para que el calor de tu amor sanador, penetre en lo más íntimo de su corazón. Tu que sanas los corazones destrozados y vendas las heridas sana a este hermano,

Padre. Entra en ese corazón Señor, como entraste en aquella casa donde estaban tus discípulos llenos de miedo. Tu te apareciste en medio de ellos y les dijiste: “paz a vosotros”. Entra en este corazón y dale tu paz. Llénalo de amor. Sabemos que el amor echa fuera el temor. Pasa por su vida y sana su corazón. Sabemos, Señor, que tu lo haces siempre que te lo pedimos, y te lo estamos pidiendo con María, nuestra madre, la que estaba en las bodas de Caná cuando no había vino y tu respondiste a su deseo transformando el agua en vino.

Cambia su corazón y dale Señor un corazón nuevo. Haz brotar, Señor en este hermano los frutos de tu presencia. Dale el fruto de tu Espíritu que es el amor, la paz y la alegría.

Haz que venga sobre él el Espíritu de las bienaventuranzas. Para que el pueda saborear y buscar a Dios cada día viviendo sin complejos ni traumas junto a su familia.

Te doy gracias Padre, por lo que estás haciendo hoy en su vida.

Te damos gracias de todo corazón porque Tu nos sanas, porque Tu nos liberas, porque tu rompes las cadenas y nos das la libertad.

Gracias, Señor, porque somos templos de tu Espíritu y ese templo no se puede destruir porque es la casa de Dios.

Te damos gracias. Señor, por la fe. Gracias por el amor haz que haz puesto en nuestros corazones

Que grande eres Señor.Bendito y alabados seas, Señor.

Señor Jesús, creemos que estás vivo y resucitado. Creemos que estás realmente presente en el Santísimo Sacramento del Altar y en cada uno de nosotros.

Te alabamos y te adoramos. Te damos gracias Señor, por ven ir hasta nosotros como pan vivo bajado del cielo.

Tu eres la plenitud de la vida, Tu eres la resurrección y la vida. Tu eres Señor, la salud de los enfermos.

Hoy queremos presentarte a todos los enfermos especialmente a……. Porque para Ti no hay distancia ni en el tiempo ni en el espacio. Tu eres el eterno presente y Tú lo conoces.

Ahora, Señor, te pedimos que tengas compasión de ellos. Visítalos a través de tu evangelio para que todos reconozcan que Tú estás vivo en tu Iglesia hoy; y que se renueve su fe y su confianza en Ti, te los suplicamos Jesús.

Ten compasión de los que sufren en su cuerpo, de los que sufren en su corazón, y de los que sufren en su alma, que están orando y escuchando los testimonios de lo que Tu estás haciendo por tu Espíritu renovador en el mundo entero.

Ten compasión de ellos, Señor, te lo pedimos. Bendícelos a todos y haz que muchos vuelvan a encontrar la salud, que su fe crezca y se vayan abriendo a las maravillas de tu amor, para que también ellos sean testigos de tu poder y de tu compasión.

Te lo pedimos Jesús, por el poder de tus santas llagas, por tu santa cruz y por tu preciosa sangre.

Sánalos en su cuerpo, sánalos en su corazón, sánalos en su alma. Dales vida y vida en abundancia. Te lo pedimos por intercesión de María Santísima, tu madre, la Virgen de los Dolores, la que estaba presente, de pie, cerca de la cruz, la que fue la primera en contemplar tus santas llagas y que nos diste por madre.

Tu nos haz revelado que ya haz tomado sobre Ti todas nuestras dolencias y por tus santas llagas hemos sido sanados.

Hoy, Señor, te presentamos en fe a todos los enfermos que nos han pedido oración y te pedimos que los alivies en su enfermedad y que les des la salud.

Te pedimos por la gloria del Padre del cielo, que sanes a los enfermos. Haz que crezcan en la fe, en la esperanza y que reciban la salud para gloria de tu Nombre.

Para que tu Reino siga extendiéndose más y más en los corazones, a través de los signos y prodigios de tu amor.

Todo esto te lo pedimos Jesús, porque Tu eres Jesús, Tu eres el Buen Pastor y todos somos ovejas de tu rebaño. Estamos tan seguros de tu amor, que aún antes de conocer el resultado de nuestra oración, en fe, te decimos:

Gracias Jesús por lo que Tu vas a hacer en cada uno de ellos.

Gracias por los enfermos que Tu estás sanando ahora, que Tu estás visitando con tu misericordia.

Gracias, Jesús, por lo que Tu vas a hacer en… . Lo depositamos en tus manos y te pedimos que lo sumerjas en tus santas llagas, que lo cubras con tu sangre divina y que a través de tu mensaje, tu corazón de Buen Pastor hable a los corazones de todos los enfermos.

Gloria y alabanza a ti, Señor.

(Tomadas del libro Oraciones de Poder) Señor Jesús, Te pido que entres en el corazón de……….. y toques aquellas experiencias de vida que necesitan curarse. Tú conoces mucho mejor a………. de lo que el se conoce a sí mismo. Derrama pues, tu amor en todos los rincones de su corazón. Donde quiera que lo encuentres herido, tócalo, consuélalo, libéralo. Si el se siente solo, abandonado, rechazado por la humanidad, concédele mediante tu amor regenerador una nueva conciencia de su valor como persona. Jesús, Te entrego a………. totalmente a Ti, su cuerpo, mente y espíritu y Te agradezco por restaurar su integridad. Gracias, Señor. Amén, Aleluya.

Señor Padre eterno, en nombre de tu Hijo, nuestro Señor Jesucristo, derribamos, con el poder del Espíritu Santo, todas las fortalezas de mentira, engaño, esclavitud espiritual, presunción y orgullo en…………….. Señor Padre amoroso, usando la autoridad que nos fue concedida por el Señor Resucitado, vencedor de todo mal y de la muerte eterna, hemos derribado las barreras que se levantan en……….. contra tu conocimiento y adoración. Señor Padre justo y santo, en nombre de Cristo resucitado, único Señor del universo, ahora nosotros expulsamos de……….. las tinieblas o influencias malignas en todas las áreas de su ser, así como todo y cualquier dominio que tu enemigo, Señor, pueda tener sobre…… En este instante, por la sangre del Señor Jesús que está en su gloria intercediendo por nosotros, liberamos a………….. que el viva reconciliado contigo, se convierta, confiese sus pecados y sea, en adelante, tu hijo obediente. Y te agradecemos por eso, Señor. Por la autoridad del nombre omnipotente del Señor Jesús, yo rompo todo el poder de Satanás sobre la vida de……….. reclamo su salvación, cura y liberación de todo maleficio, control mental, inseguridad, miedo, para que su gozo sea colmado (Jn. 16.24) y la sangre preciosa del Señor Jesús produzca en……….. los frutos del Espíritu Santo. Santa María Madre de Dios, ruega por este hijo tuyo…….. por su conversión, salvación y liberación. Amén.

Padre de misericordia…………… es tu hijo. Antes de ser engendrado el ya era tu hijo. Tu sabes sus necesidades. Tu sabes todo lo que le oprime. Por eso, Padre te pido que deshagas en la vida de…………. todo mal. Rompe todo yugo hereditario negativo que haya caído sobre él. Quiebra toda maldición, plaga, hechicería, que puedan haber caído sobre ese hijo tuyo. Deshaz en el poder de la sangre de Jesús, todo pacto o alianza que sus ancestrales hayan hecho con Satanás. Que ellos sean perdonados en la sangre de Jesús, y que………… sea liberado para servirte. Amén. Jesús, Tu viniste para salvarnos. Tu sangre fue derramada por nuestra salvación. Tu amas a…………. y quieres salvarlo. Por eso, nosotros te pedimos, Jesús, que tu sangre caiga poderosamente sobre la mente de …….. quebrando todas las cadenas del mal que ahí están escondidas. Deshaz, Jesús todo yugo hereditario negativo que pesa sobre……… principalmente del alcohol y del tabaco. Libera a este hermano tuyo por el poder de tu Sangre redentora. Amen. Espíritu Santo tú eres luz. Tu luz puede penetrar lo más profundo de nuestro ser, curándonos de todo mal. Te pido, Espíritu Santo, que derrames tu luz, sobre………. liberándole de todos los eslabones del mal, y de todo lazo, tropiezo y cepo de Satanás. Que Dios sea siempre alabado y adorado en la vida de………… y que por el poder del nombre de Jesús, el enemigo sea encadenado e impedido de volver a atormentarlo. Te ruego por este hijo tuyo, ¡Oh, Virgen María, Madre de Dios! Amén.o.

Señor Jesucristo, creo que Tu eres el Hijo de Dios y el único camino a Dios. Tu moriste en la cruz por mis pecados y resucitaste de entre los muertos. Me arrepiento de todos mis pecados y perdono a todos los demás como quisiera que Dios me perdonara. Señor, perdono a todas las personas que me han rechazado y herido y que no me han amado y confío que Tu me perdonarás a mí. Gracias Señor porque Tu me aceptas como tu hijo. Gracias Jesús, porque Tu ya llevaste todo el rechazo que he recibido y por tus llagas he sido sanado y liberado. Gracias por tu amor desinteresado y por aceptarme. Señor, me acepto a mí mismo tal como Tu me hiciste y me perdono porque Tu ya me perdonaste. Soy hechura tuya y te doy gracias por lo que has hecho. Creo que has comenzado en mí una buena obra, la cual perfeccionarás hasta el día de mi muerte. Y ahora, Señor, proclamo que soy libre de toda atadura de rencor, amargura, soledad, depresión, aflicción, auto-compasión, desesperanza, auto-destrucción y suicidio, producidas por el rechazo recibido en mi vida y heredadas de mis antepasados. ¡Espíritu Santo, ven sobre mí y lléname de tu gozo, de tu paz y de tu amor!. Amén.

Señor Jesucristo creo que Tu eres el Hijo de Dios y el único camino para llegar a Dios, que tu moriste en la cruz por mis pecados y resucitaste de entre los muertos. Renuncio a mi rebelión y a todos mis pecados me someto a Ti como mi Señor, comprometiéndome a servirte y obedecerte. Confieso todos mis pecados y te pido perdón especialmente por cualquier pecado que me haya expuesto a una maldición. Yo decido perdonar a todos los que me han hecho daño o juzgado mal, tal como quiero que Dios me perdone a mí. En particular perdono a……. Renuncio a todo lo que se relacione con cualquier objeto ocultista o satánico, si poseo alguno de estos objetos, me comprometo a que sea destruido y revoco cualquier opresión de Satanás sobre mí. En el nombre de Jesús, reprendo cualquier fuerza maligna de las tinieblas que, en alguna forma, haya entrado en mi vida por mis propias acciones, por acciones de mi familia, de mis antepasados o de alguna otra cosa que desconozca. Ahora Señor renuncio a toda sombra o fuerza maligna que haya en mi vida, me deshago de ella y me libero totalmente de su poder. Señor Jesucristo, creo que en la cruz tomaste sobre Ti toda maldición que pudiera haberme alcanzado. Por eso te pido ahora que me liberes de cualquier maldición sobre mi vida. Por fe recibo mi liberación y te doy gracias por esto Señor, me abro a recibir el Espíritu Santo, con toda clase de bendiciones y te doy las gracias por ello! Amén.

Señor tu palabra dice que en tu Nombre debemos bendecir a todos los que amamos y también a aquellos que aún no conseguimos amar. Yo sé Jesús que la bendición es el fruto de tu amor dentro de nosotros y actuando a través de nosotros. Por eso te pido ahora: llena mi corazón con tu amor. Si, Señor creo que tu amor me está dejando pleno, y con este amor puedo bendecir a mi cónyuge, a mis hijos, a mis padres, a mis suegros, a mis familiares, a mis amigos, a mis vecinos. En tu nombre, Jesús, yo bendigo también a las personas que tanto me entristecieron, perjudicaron y ofendieron. Señor que tu bendición restaure el corazón de todas esas personas y las llene de amor y de paz. Yo bendigo en tu nombre, todo lo que me rodea, mi casa, mi trabajo, mis planes y todos los bienes que me diste. Por ellos, Señor, te agradezco. Y ahora, Jesús, te pido que me bendigas, y capacites para vivir dentro de tu bendición… “Bendita eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre”.