¿ESTÁS ENFERMO FÍSICAMENTE ?

Estás en manos de Jesús, el médico divino.  Estas promesas son para tí, proclámalas…

“Señor, para ti vivirá mi corazón y respirará mi alma. Tú me sanarás y me devolverás la vida, mi enfermedad se cambiará en salud.” Isaías 38, 16-17a.

“¡Devuélveme la salud, Yavé, y quedaré sano! ¡Sálvame y estaré a salvo! pues mi esperanza eres tú.” Jeremías 17, 14.

“Atiende, hijo mío, mis palabras, inclina tu oído a mis razones. Jamás las pierdas de vista, deposítalas en lo íntimo de tu corazón. Porque son vida para los que las reciben, medicina para todo hombre.” Proverbios 4, 20-22.

“Sin embargo, eran nuestras dolencias las que Él llevaba, eran nuestros dolores los que le pesaban y nosotros lo creíamos azotado por Dios, castigado y humillado. El soportó el castigo que nos trae la paz y por sus llagas hemos sido sanados.” Isaías 53, 4 y 5b.

“El que esté enfermo, que llame a los presbíteros de la iglesia para que rueguen por él, ungiéndolo con aceite en el Nombre del Señor. La oración hecha con fe sanará al enfermo; el Señor lo levantará y, si ha cometido pecados, le serán perdonados.” Santiago 5, 14-15.

“Hijo mío, cuando estés enfermo no te amargues, sino ruega al Señor y El te sanará. Apártate de tus faltas, endereza tu conducta y purifica tu corazón de todo pecado. Ofrece incienso y flor de harina y según tus medios presenta ofrendas generosas. En seguida, recurre al médico, porque a él también lo creó Dios; no prescindas de él puesto que lo necesitas.” Sirácides 38, 9-13.